El Rosario, una de las devociones marianas
más extendidas en el pueblo cristiano y que arranca del celo
apostólico de Santo Domingo, es para el Diccionario de la Real Academia
Española: «Rezo de la Iglesia, en que se conmemoran los veinte
misterios principales de la vida de Jesucristo y de la Virgen, recitando
después de cada uno un padrenuestro, diez avemarías y un
gloriapatri.» En verdad ahí están enunciados los elementos
esenciales que lo constituyen, a los que se añaden, según las
regiones y devociones, otros también importantes. Si se nos permite,
podríamos decir que el Rosario está formado por materiales
evangélicos de primera calidad: la selección de los misterios,
ordenados en cuatro grupos, gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, que son
pasos decisivos de Jesús y de María que nos llevan de la
Anunciación y Encarnación hasta la venida del Espíritu y
la coronación de la Virgen; la oración que Jesús nos
enseñó para dirigirnos al Padre, y la que la tradición de
la Iglesia ha elaborado para saludar a María, empleando en parte las
palabras que le dirigieron el Ángel y su prima Isabel; y, como broche de
cada decena de avemarías, la fórmula de alabanza trinitaria. Hay
que añadir que son partes esenciales del Rosario la meditación y
contemplación de los misterios, sin la que su rezo quedaría como
un cuerpo sin alma, y las oraciones vocales impregnadas de ese clima de
oración y devoción. La Iglesia celebra el 7 de octubre la fiesta
de Nuestra Señora, la Virgen del Rosario.
En cuanto a la forma de rezar el Rosario,
digamos que lo más habitual es contemplar cada día cinco
misterios: los lunes y sábados, los Misterios Gozosos, los jueves, los
Luiminosos, los martes y viernes, los Dolorosos, y los miércoles y
domingos, los Gloriosos, a no ser que la celebración de las fiestas o
tiempos litúrgicos aconseje otra opción. Suele formar parte del
Rosario la letanía, "deprecación a la Virgen con sus elogios
y atributos colocados por orden", de la que hay varias fórmulas.
Ofrecemos también algunos otros elementos de uso particular, que pueden
libremente omitirse.
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